200 gr de harina
80 gr de mantequilla
1 yema de huevo
2 cucharadas de azúcar
agua ( cantidad necesaria)
una pizca de sal
Empezaremos haciendo la masa quebrada dulce. Para ello fundiremos la mantequilla en el microondas. En un bol pondremos la harina, la yema de huevo y la pizca de sal. Mezclaremos y añadiremos la mantequilla derretida junto con el azúcar e iremos amasando. En realidad se trata se formar una masa manejable, firme y elástica. Si a medida que amasamos vemos que la masa queda seca, incorporaremos agua poco a poco y con cuidado de no pasarnos, hasta conseguir la textura buscada.
Cuando acabemos envolvemos la masa en papel film y guardaremos en la nevera por una hora aproximadamente.
Pasado el tiempo, sacaremos de la nevera y utilizando un rodillo iremos aplanando la masa hasta el grosor deseado, medio centímetro más o menos.
El horno lo tendremos precalentado a 180°. Utilizaremos un molde antiadherente si tenemos (si no lo tenemos enmantequillaremos y enharinaremos uno para evitar que se nos pegue la masa), y ayudándonos del rodillo también, pondremos la masa estirada sobre el molde. La apretaremos sobre el molde, cortaremos el sobrante y, en el caso de que se nos rompiera la masa al manipularla, podremos utilizar dicho sobrante para repararla.
Pondremos un peso (garbanzos, judías blancas, arroz...) encima para que no se nos infle la masa al hornearla.
Meteremos durante 10 minutos. Cuando saquemos la masa y quitemos el peso, puede ser que veamos que la base queda ligeramente cruda. Si ocurre esto, la introduciremos unos 5 minutos más en el horno. También puede ser que se nos resquebraje un poco la masa al cocinarse. La podremos reparar con lo que nos haya sobrado de masa. ¡Cómo veis, no hay que tirar el sobrante hasta el final de la cocción 😉!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario